La respuesta a esta pregunta, aunque te parezca increíble, es usar más inteligencia artificial.
¿Por qué? Vamos de a poco.
La tecnología, en teoría, nos hace más productivos: usar un computador para escribir nos permite producir el doble de páginas por hora que si lo hiciéramos a mano. La inteligencia artificial puede resolver tus ecuaciones –e incluso copiando tu letra manuscrita–; la calculadora científica nos permitía hacerlo más rápido que usando una calculadora normal; y la calculadora normal era sustancialmente más rápida que un ábaco.
Pero la tecnología, además de hacernos más productivos, también nos ahorra tiempo. Si antes me demoraba 1 hora en escribir una página y ahora me demoro solo treinta minutos, entonces ahora tengo media hora disponible.
Piensa en las lavadoras de platos, las escaleras mecánicas o los automóviles. Todas tecnologías que nos permitieron hacer ciertas tareas, más rápido.
Y ahí viene la segunda pregunta que se hace el ser humano cuando descubre o crea una nueva herramienta tecnológica: ¿qué hago con el tiempo que gané?
Por supuesto, la primera respuesta es aprovechar de tener tiempos de ocio. Gracias a la tecnología podemos tener vacaciones y jornadas de trabajo más cortas. Esto es especialmente en el campo, donde un tractor o una máquina para cosechar o regar, permiten que los jornaleros no trabajen siempre de sol a sol.
La segunda respuesta a qué hacer con el tiempo es enfocarnos en las tareas de nuestro trabajo que más nos gustan y nos producen satisfacción personal.
Creo que este Tweet lo resume muy bien, y con un toque de humor:
Por eso en Califica creemos que usar nuestras herramientas de Inteligencia Artificial para diseñar tus clases te convertirán en un mejor profesor: porque ahora tendrás tiempo para dedicarte a eso que te llevó en primer momento a estudiar pedagogía y seguir la carrera docente: enseñarle a los alumnos, ser un mentor, un maestro.
No creemos que la IA vaya a reemplazar al profesor; al contrario, creemos que lo convertirá en un docente.
Tal vez vale recordar de dónde vienen las palabras profesor y docente. Profesor proviene del verbo profiteri, que se componía del prefijo pro- (delante, a la vista) y el verbo fateri (confesar o declarar).
Algo así como “el que declara públicamente” o “el que habla ante la gente”. Un profesor es el que se para frente a la clase y se dedica a pasar el contenido delante de los alumnos. Ese rol sí puede ser reemplazado por una Inteligencia Artificial que tiene acceso a todo el conocimiento del internet.
Docente, en cambio, proviene del latín docens, que viene a su vez del verbo docēre, que significa “enseñar”. Un docente es “el que enseña”. Y él jamás podrá ser reemplazado por la tecnología.
Así que volvamos a nuestra primera pregunta: ¿cómo hacer clases más humanas en tiempos de inteligencia artificial? Pues usando esa tecnología para ayudarte en tus labores de profesor, para que puedas tener más tiempo de docente.


